El plátano SCB, mucho más que una fruta sabrosa
El plátano SCB, mucho más que una fruta sabrosa
Célebre por su sabor único, el plátano SCB de Costa de Marfil encarna también un modelo de cultivo respetuoso con la humanidad y el medio ambiente.
Descubiertos en Papúa Nueva Guinea, los primeros restos arqueológicos del cultivo del plátano se remontan a 7000 años. En esa época, solo había algunas variedades con granos hasta que su crecimiento natural diera frutos sin grano. Pasadas migraciones y milenios, el cultivo del plátano se fue domesticando y propagando por los cinco continentes. El plátano macho o de postre, por su sabor y sus cualidades nutricionales prodigiosas, es actualmente una de las frutas más apreciadas del mundo.
Un sector económico de pleno derecho
Rico en minerales, fibras, glúcidos y vitaminas, aporta pocos lípidos. Alberga antioxidantes muy potentes, como la dopamina y la vitamina C, y ayuda a los sistemas nervioso y digestivo, además de al metabolismo energético. El plátano de postre tiene su origen en la variedad genética Cavendish (en honor al sexto duque de Devonshire, que introdujo el fruto en Europa en el siglo XIX), dulce y que se deshace. Representa el 60 % de la producción mundial de plátanos.
En África, es un sector económico de pleno derecho, especialmente en Costa de Marfil, Camerún y Ghana. Líder de África, Costa de Marfil produce cada año más de 300.000 toneladas de plátanos que se exportan principalmente a la Unión Europea. Apreciados por su intensidad y su carne tierna, los plátanos del continente africano tienen la fama de ser más aromáticos que sus primos latinoamericanos. La región tiene que ver, pero no lo explica todo. La acidez del suelo, la insolación y la humedad inciden en el sabor de los frutos, así como los cuidados diarios que reciben, la calidad del drenaje del suelo e incluso la fertilización. Además, el transporte, la maduración en atmósfera controlada y la experiencia de los agricultores también influyen en el sabor.
Un sabor incomparable
El plátano SCB de Costa de Marfil, premiado diversas veces con la distinción «Sabor del año», de Société de Culture Bananière, filial del grupo Compagnie Fruitière, refleja esta realidad. Creada en 1959, SCB en su origen estaba formada por diversos agricultores. Con los años, la filial ha pulido y desarrollado el conjunto de sus técnicas agrícolas para crear, en palabras de sus consumidores, «un fruto sabroso, que se deshace y aromático, sorprendente por la regularidad de su calidad».
Responsabilidad social y medioambiental
SCB, que emplea a más de 6700 personas en Costa de Marfil y cubre el 75 % de la producción marfileña de plátanos, ha implantado una ética laboral única en la región. Cimentada sobre el respeto de la sociedad y su entorno, su política de Responsabilidad social y medioambiental (RSM) ha transformado la vida cotidiana de su personal y de las poblaciones de la zona. Gracias a sus acciones concretas relacionadas con la mayoría de aspectos de la vida cotidiana, el personal de la SCB y sus vecinos pueden acceder a centros médicos, campañas de vacunación e información, alojamientos, escuelas, formaciones profesionales, transportes e infraestructuras y a condiciones laborales dignas en las que se reducen el uso de pesticidas.
SCB ha obtenido diversas certificaciones (ISO 14001, Global Gap, Sedex, Video, Fair Trade Max Havelaar y Ceres) y es auditada anualmente por parte de organismos independientes. Finalmente, como primer productor de plátanos de comercio justo y biológico de la zona África Caribe Pacífico (ACP), Compagnie Fruitière prosigue con sus acciones medioambientales mediante un acuerdo de colaboración con WWF Francia. ¿El cultivo del plátano como catalizador de una agricultura aún más ética?